Y todavía cantamos

Por Tabaré Arapí.

Somos cantores y cantoras  de los años setenta (70)  aquellos que empezamos a cantar en un escenario muy complicado para el país.  Se había atropellado la Democracia, se había instalado un gobierno de facto, dictatorial, que cerceno muchas libertades, entre ellas la libre expresión. Reprimía con fiereza, terrorismo y cobardía a todos aquellos que se oponían a su proyecto. Reprimían hasta la tortura y la muerte a aquellos que resistían.

Nosotros le opusimos resistencia  con la música con el canto y nos introdujeron en el fenómeno Canto Popular.

Pasamos por muchos momentos difíciles, nos controlaban el repertorio que íbamos a ejecutar, nos perseguían, nos amenazaban, nos prohibían subir a los escenarios, presionaban a los sellos para que no nos grabaran. Sin embargo en lugar de amilanarnos nos unieron a todos y todas los cantores; a los que llegaban con sus propuestas del interior, que fueron muchos, a los que tenían las propuestas citadinas,  hasta algunas murgas.

Así como vivimos momentos dramáticos, transitamos momentos donde recibimos el afecto, el aliento, el respeto y la adhesión de la gente, del público.  Por supuesto menos de aquellos que estaban de acuerdo con el régimen, entre ellos varios cantores y cantoras que se vieron favorecidos.

De aquellos tiempos transcurrieron como 40 o 50 años  y todavía algunas, algunos de aquella época todavía cantamos.  Algunos, los menos son convocados a participar en la grandes ferias musicales del interior, muy poco en Montevideo.-  Sin embargo la mayoría cantamos en forma esporádica. Nos difunden en algunos, pocos programas de radios,  casi nada en televisión y la nueva clase política casi no nos conoce.

Los años pasaron, llegaron los cambios, políticos, culturales, sociales.  Los primeros gobiernos democráticos después de la dictadura (Sanguinetti, Lacalle, Sanguinetti, Batlle) nos fueron sacando de circulación apostando a otras propuestas musicales que llegaban desde el exterior.

Luego en los 15 años de gobiernos progresistas no hubo espacios para nosotros.

En muchos de aquellos cantores de la resistencia hay decepción, hay enojo, porque no hubo acuerdo, apenas unos testimonios para tv mal contados.  Algunos libros biográficos que además de levantar algunas figuras referentes, analizan someramente la historia del Canto Popular.

Pero  en la música hubo cambios muy grandes en la forma de presentar los show musicales, es otra época, las formaciones musicales son diferentes, muchos músicos en el escenario, se extinguió aquello del cantor con la guitarra y su voz. Hoy la dinámica es otra.

Después de la explosión de Soledad Pastorutti y otros artistas argentinos, se cambió la estética de las canciones, hoy importa más el ritmo que la melodía y el contenido.

Nosotros cantábamos canciones para ayudar a la resistencia del pueblo uruguayo democrático. Ahora los espectáculos emparentados con el canto popular son para divertir, para bailar, para entretener, para soñar con ser famosos por un minuto.

Nosotros fuimos quedando afuera de esta movida, además los años se nos fueron amontonando sobre los huesos, y por ello tampoco somos atractivos para los shows de estos tiempos.

Nosotros tuvimos y tenemos referentes, ahora la inmediatez de la época no permite mirar para atrás.

Quedamos casi desocupados,  permanecimos con los recuerdos de los gratos momentos vividos, con los abrazos de otros tiempos, sin oportunidades laborales, no tenemos pensiones, ni jubilación, como cantores, entonces cuando alguien queda a la intemperie, desprotegido económicamente con más de 60 años  se siente decepcionado.

Sin embargo si analizamos un poco nuestra vida, nuestra experiencia, deberíamos estar orgullosos, contentos de haber vivido lo que vivimos.

Dejamos huellas, y todavía  algunos de la barra siguen  brillando, por sus méritos artísticos y nos representan. No todo está mal.

Tenemos más pasado que futuro, pero todavía cantamos.

Algunos de la barra se apuraron y “se fueron de gira“ con los referentes.