Por Florencia Nichele.
La banda presentó su tercer álbum de estudio en la Sala Hugo Balzo.
Una sala a oscuras, sin butacas; sobre el escenario un ovni generado por luces que se tornaron verdes, anticipaban lo que vendría y daban la sensación de imantar a todos los presentes hacia el centro, hacia la cercanía del escenario al que subirían los tan esperados. Luego esa luz se apagó y en su lugar, sobre un fondo iluminado de verde, comenzaron a aparecer Los Nuevos Creyentes: Diego Prestes en batería, Rodrigo Gils en bajo, Zelmar Borrás en guitarra, Santiago Bogacz en sintetizadores y teclados, con Matías Singer en voz y guitarra. Los aplausos del público que se seguían acercando al escenario, como hipnotizados fueron la respuesta a lo sucedido.
El show comenzó con “Atrapamosquito”, canción que abre su último disco y que como mucha de su música, lleva un estilo enmarcado en el rock de garage que estará presente cada vez más, conforme pasen los años y los discos, hasta el último,“Recuerdos del Futuro” (2024), que eligieron presentar el sábado 7 en el Sodre.
Como parte importante de su presentación, los músicos se mantuvieron como siluetas en la oscura noche, iluminadas solo por aquella luz tenue que variaba en sus colores, detrás de ellos, mientras repasaron canciones de su último álbum, tales como “El cielo a pie”, “Insecta”, “El zen momento”, “Aleteo con la música”, “Haciendo como un loro”, “Enciende el copal blanco” y muchas otras. Aun así, también hubo tiempo para repasar, canciones pertenecientes a discos y EPs anteriores, como fue el caso de “Cazador” (“El sonido bendito de los nuevos creyentes”, 2018), “Agua por volar” (“Planta musical”, 2021), “Con un ángel” (“En el cielo de los nuevos creyentes”, 2022), entre otras.
Con luces estratégicamente posicionadas en el suelo, que alumbraban a quienes estaban en el escenario desde abajo, en un ángulo contrapicado, lograron que sus figuras se reflejaran en la pared detrás de ellos, y esto daba la sensación de que había siempre alguien más con la banda, o tras ellos.
El público contemplaba el show como fascinados por las luces, las siluetas, las palabras que se sucedían y se repetían conforme pasaban las canciones y los movimientos, hipnotizados también por el uso de sintetizadores, la repetición de riffs que generaban un mantra psicodélico que sin dudas representa a esta banda que ya tiene una década.
El octavo tema de la noche fue introducido con ruidos silvestres, no podía ser de otra manera si hablamos de “Como los animales”, canción en la que la iluminación jugó un rol importante, así como la reiteración de palabras y voces distorsionadas que repetían:
Hay tanto para hacer
Como lo hacen los animales
Como lo hacen los animales
Desembocaron así en una canción perfecta para el pogo: “Tu hechizo no hechiza”, también de su último álbum, que está fuertemente marcado por la guitarra y la batería, con intervenciones justas y necesarias de los teclados que agregan lo necesario para el baile y el descontrol.
Para seguir con la temática que enmarca este disco en el que la banda reitera que son grandes creadores de universos, los músicos abandonaron el escenario y en la pantalla comenzó a reproducirse el video de un chico que en una hipnosis contaba la abducción de un ovni. Quienes allí se encontraban, grababan con sus celulares, otros murmuraban palabras inteligibles. Casi hacia el final del testimonio, los artistas volvieron a ocupar los instrumentos, que comenzaron a sonar levemente sobre lo que el chico en la pantalla decía, para cantar “Al son del Pungi” que en su letra habla como por gusto, de lo recién visto: ”Hipnotizada, sisisear, le canta, el encanta”, que invitó a los presentes a moverse, y que tuvo una perfecta continuación con la canción que le da el nombre a su último lanzamiento: “Recuerdo del futuro”.
Más tarde llegó el momento en que todo lo que engloba el concepto de la portada, llenara el espacio: el escenario se tornó de un azul violáceo y lo que simulaba un ovni, tomó un color verde flúor. Mientras los distintos músicos se duplicaban como grandes sombras en las paredes que los rodeaban, simulaban nuevamente que había más, aparte de ellos.
El escenario de la Hugo Balzo, a la misma altura que los presentes esta vez sin asientos, brindó al público el efecto de ser testigos de la abducción que el ovni ejercía sobre Los Nuevos Creyentes allí mismo, ante sus espectadores y la fuerza que los músicos producían sobre sus seguidores, tornándolos en nuevos creyentes a su vez.
En el final, el cantautor se refirió a sus seguidores “Esto es nuevos creyentes, gracias por venir a escuchar amigos”. Sonaron las últimas dos canciones: “Que sí que no” e “Ira Marina” (ambas pertenecientes a su primer disco), que bajo un color rojo, rockearon para dejar luego el escenario.