¿Y los emergentes?

Por Sebastián Silva de Cooparte / Agremyarte-FUDEM

En los últimos días de campaña electoral el sector artístico cultural participó de la misma con artistas y gestores, de uno y otro lado, que expresaron el apoyo a su candidato.

En un programa televisivo de un canal abierto se llego a cuestionar si los artistas podrían hacer públicas sus opiniones, es que aun la opinión pública no reconoce a los artistas como trabajadores, la tibieza del marco legal y lo dubitativo de la propia central de trabajadores sobre este tema contribuyen a esto. No obstante no es de esto que quiero escribirles hoy, si no de lo poco que los candidatos mencionaron la cultura y el trabajo de los artistas y la invisibilidad de los artistas emergentes en nuestro país.

Antes de las elecciones internas pude leer en un proyecto de gobierno de los pocos párrafos destinados a cultura que mencionaba un programa para el desarrollo de la música emergente, el cual luego no pude encontrar en documentos siguientes.

La ausencia de políticas públicas que favorezcan el desarrollo creativo de la música emergente de nuestro país, sumado al escaso apoyo a iniciativas  que puedan potenciar este nicho del sector, generan un entramado en el que los mismos nombres de artistas se repiten una y otra vez en las diferentes grillas de eventos a nivel nacional .

¿Pero cuál es el problema de fondo? No son los artistas los culpables de que se los contrate o de tener éxito, eso está claro y debe ser así, el problema está en que la lógica  usada por quienes manejan y distribuyen dineros públicos en el arte, que está en mi humilde opinión equivocada.

¿Cuál es esa lógica? Manejar dineros públicos como si fuesen privados.

He aquí el verdadero problema, el uso de recursos como si fuesen propios dimensionando el éxito a la convocatoria, es decir, esto es esencial a la hora de que un privado realice un evento, ya que su negocio consiste en realizar una inversión en infraestructura, permisos, propaganda, recursos humanos, cache de grupos y llegar a un punto de equilibrio que le permita obtener ganancias, con venta de entradas, comidas y bebidas, es el objetivo de estos gestores el obtener una ganancia con su inversión por lo tanto está bien que apuesten a artistas con convocatoria que garanticen el éxito de su evento.

Pero para los dineros públicos este no debe ser el éxito buscado, vemos constantemente discursos de personas en cargos públicos hablando de los festivales de su localidad como si fuesen propios, decidiendo grillas y sacándose la clásica selfi con el público a sus espaladas en señal de éxito de convocatoria.

El éxito para las inversiones públicas debería ser otro, ya que en este caso no es necesario obtener ganancias y esos dineros deberían invertirse en el desarrollo de nuevos talentos, quizás el éxito debiera medirse por la cantidad de artistas sobre el escenario, la inversión de  dineros públicos para el desarrollo del arte en los ciudadanos de un país no puede tener diferencias según su nivel de éxito o convocatoria, si no que debería cubrir las inquietudes creativas de cada uno de sus ciudadanos, por los cual el éxito de una buena política pública para el sector debería de ser la cantidad de ciudadanos que pudieran desarrollar sus inquietudes artísticas, la democratización de la difusión en los medios públicos de nuevos sonidos y la organización de eventos que promuevan estos nuevos talentos.

Esto debería  ser de interés para el estado e intendencias departamentales.

El apoyo a pequeños emprendimientos independientes en todo el país contribuyendo así a la creación de nuevas audiencias, y el desarrollo de políticas públicas que fortalezcan la formación en conocimiento musical y gestión cultural, contribuirían a futuro en el desarrollo para que algunos artistas salgan de la invisibilidad en las que les toca estar al día de hoy, lo que producirá la generación de nuevos públicos, comenzando a ser posibles nuevos seleccionados en las grillas de festivales de productoras privadas, reactivando de manera relevante al sector, promoviendo la creatividad, la identidad y el desarrollo de la industria musical y artística.

Esperemos que estos temas estén en las agendas de los próximos gobiernos Nacionales y Departamentales.