Garo – Milonga de Quirón


Una década es un montón de tiempo. Una década es nada. Años más, años menos, un pucho de la historia. Milonga de Quirón marca la vuelta al disco de Garo, solo y bien acompañado, tras el fundamental Un mundo sin Gloria. En esa porción de segundos, minutos, días, años, están fijadas las composiciones que firmó para el regreso de La Trampa y El Astillero, ese iceberg de la música popular.

El asunto es que hoy Garo se planta, otra vez, de puño y letra, y trae un álbum nuevo, de antiguas geografías. Hay el paisaje reconocible de las calles por su nombre, de la extrañeza de esas calles, pero también hay una geografía hostil a revelar. Lo contó Hudson, y ahí La tierra purpúrea, lo contó Quiroga. Se seguirá contando.

Y un mirar distinto a lo que, ante los ojos, a fuerza de repetición, no es más que rutina o vulgaridad. Hay eso que dicen que dijo Tolstoi, cierto y mentiroso a la vez, de pintar la aldea para pintar el mundo.


Hay desesperación y esperanza, sin tibio consuelo. En este disco no existe una palabra que pretenda soslayar el desasosiego. Por el contrario, todo es alerta, luz roja ante la desidia, un gong llamando a defender cosas tan pasadas de moda como el suelo que pisamos, el hogar, los amores, la libertad. Y más pasada de moda todavía, un algo que alguien llamó ética y pocos recuerdan qué cuernos significa.

Y hay canciones. Hay milongas rockeras halladas en el cruce de caminos entre Montevideo y Nebraska, y allí está el brillo de “Como un río”, que es mucho más que barro y luz, “Llevo el Vientos del Sur”, con su estribillo estallando doblemente en los auriculares y “Canción abierta”, un abrigo de guitarras para versos de dignidad intacta.

Hay también la estridencia rabiosa de “Expreso” y la lectura respetuosa de “Ki Chororo”, tallada décadas atrás pero escrita ayer y cada día por Aníbal Sampayo, con los remos paleando en la vida a contracorriente.

Hay esa rareza deforme de “Milonga de Quirón”, amasada con la tierra opresiva del post punk para abrir una ventana y permitir que entre la luz, hay western de penillanura suavemente ondulada para contar la historia del santo matrero en “La balada de Martín Aquino”, y hay pura emoción de lágrimas y dientes apretados en “No voy a cambiar”, un pequeño himno para cantar de pie ante tanta agachada.

Milonga de Quirón es un disco construido sobre ruinas, ríos sin puentes, de agua y de metáforas, fantasmas, voluntad y amor. El asunto es que, por esta vez, es al revés: Garo trae vino viejo en odres nuevos para la sed de siempre.

Texto: Jorge Costigliolo




  1. Como un río
  2. Expreso
  3. Llevo el vientos del sur
  4. Milonga de Quirón
  5. Ky chororo
  6. La balada de Martín Aquino
  7. Canción abierta
  8. No voy a caer

Letra y música de todas las canciones: Garo Arakelian
(excepto Ky chororo de Aníbal Sampayo)

Producido por Santiago Peralta con Garo Arakelian

Grabado y editado por Esteban Demelas, Agustina Soca y Santiago Peralta en Estudio del burro, Estudio Mi semilla y Estudio 2 de mayo, entre noviembre de 2024 y enero de 2025.
Mezclado y masterizado por: Esteban Demelas en Estudio de la costa.

Garo: voz y guitarras
Santiago Peralta: guitarras, bajo, teclados y coros
Irvin Carballo: baterías

Sebastián Teysera: voz en “Llevo el Vientos del sur”
Laura Gutman: coros en “Como un Río”, “Ky Chororo” y “Canción Abierta”

Arreglo final para vientos en Expreso: Guille Olivera

Vientos de La ventolera en “Expreso”:
Guille Olivera: Trombón
Felipe Estrada: Trompeta
Diego Barboza: Saxo alto
Leo Bentancur: Saxo barítono

Pepi del Puerto: Cello en “Canción abierta”

Andrés Arnicho: Acordeón en “Como un río”

Vientos en No voy a caer:
Alejandro Piccone (trompeta)
Carlos Quijano (saxo tenor)

Arreglo para slide en Ky Chororo: Emiliano Ferreira Araña

Arreglo para teclado en Expreso: Laura Gutman

Edición y corrección de letras: Rodrigo Labella

Arte gráfico: Santiago Guidotti
Fotografía: Canepunk Andrés Silveira

GARO