Entrevista a Tabaré Rivero

Entre otras cosas La Tabaré presentó dos shows el 10 y 11 de junio y se comenta que habrá un nuevo disco. Conversamos con Tabaré Rivero sobre estos y otros temas.

Por Mario Pires /// Foto de portada: Facebook de La Tabaré

Si hablamos de amor al arte, ¿cuánto hay de eso en tu trayectoria? ¿Haz amasado grandes fortunas?, ¿tu mansión en un barrio exclusivo ya está construida?, ¿la piscina es olímpica?, ¿los derechos de autor son clin clin caja o apenas dan para…?

No es más que amor al arte todo lo que hice. No hay otra razón. Los que me conocen saben muy bien que a mí la guita es algo que no me interesa en absoluto. En ningún aspecto de la vida me interesa la guita. Es verdad que nunca pasé hambre ni me faltó un techo, pero tampoco heredé nada, ni viví de rentas. Nunca soñé con comprarme esto o aquello porque estoy convencido que esas adquisiciones no me traerán felicidad. Aguanté 30 años de mi vida marcando tarjeta y vendiendo mi tiempo, para no vender mi música. Sufrí como loco. Tanto es así que jamás subí ni siquiera un escalafón en ese empleo. Entré y me jubilé sin haber hecho carrera y soporté muchas impertinencias de la mediocridad burocrática.

Cuando llegué al Teatro Independiente (a principio de los ’80, cuando este aún tenía ideología…) aprendí algo muy cierto: si se quiere hacer arte en este país y decir sobre el escenario lo que a uno se le cante, no se puede pensar en dinero. Pero claro, llegada la democracia algunos comenzaron a discutir esta teoría y obviamente todo se echó a perder. Entonces se ve mucho más que antes, que para sobrevivir tienen que cantar canciones sencillas, no comprometidas, o interpretar obras teatrales livianitas para el “gusto familiar” e intentar vender el “producto”. Lo que pasa que es tan avasallante la manija que recibimos de los “ricos y famosos” que el público adolescente sueña con esos excesos y piensan que si “triunfan convirtiéndose en estrellas”, como músicos o actores, podrán  obtenerlos.

Obviamente que sería lo ideal poder vivir de la profesión que uno ama, pero es una regla de tres sencillísima: somos pocos y nos conocemos todos.  

 ¿Por qué esa necesidad de decir, de escribir, cantar durante tantas décadas? ¿Cómo nace el artista? En tu caso, ¿empezaste con tu padre, Mario Rivero, cierto?

Bueno… sí y no… Yo estaba convencido ya en mi preadolescencia que lo único que me interesaba en la vida era el arte y más precisamente el arte contemporáneo. Gracias al rock de aquella época, a principio de los ‘70s, comencé a descubrir no solo la música más elaborada, sino también el arte de carátula de aquellos long plays, me hicieron interesarme en la pintura y sobre todo el dibujo y ni que hablar de la poesía. Recuerdo haber escuchado el primer disco de Almendra cuando tenía 13 años y eso me conmovió. Ahí comencé a explorar en libros que no eran justamente los que me obligaban a leer en el liceo.

Lo de mi padre vino después. Si bien mis padres me llevaban en las giras que hacía por todo el país (e incluso me había hecho actuar en un programa de TV cuando yo solo tenía 7 años…), era lo suficientemente tímido como para ni pensar en ser actor. De alguna manera mi viejo me “obligó” y en su momento lo no lo disfruté, pero años después se lo agradecí. Conocer el teatro por dentro desde niñito, me sirvió muchísimo pera comenzar a imaginar por dónde iría lo que luego querría hacer.

En este sitio publicamos en la sección de Cartelera que La Tabaré tocó en Magnolio Sala el 10 y 11 de junio, anunciaban temas “…clásicos y canciones de su próximo disco.” ¿Cómo prepararon esos shows? Además de presentar nuevos temas, ¿hubo alguna otra sorpresa, invitados, etc.?

Estuvieron muy buenos estos toques.  Sí, presentamos 4 temas del nuevo disco nuevo y hubo invitados. Casi siempre tocamos con muchos invitados porque disfrutamos mucho con ellos, el antes, el después y obviamente el toque mismo. Y la posibilidad de mostrarle al público otras versiones de canciones que hicimos hace años o la intervención con actores, titiriteros, bailarines, etc., es parte de un espectáculo más completo (y atentti que digo “espectáculo” y no “show”!)

¿El nuevo disco ya tiene título? ¿Se puede decir o es aún un secreto con altas dosis de estrategia de marketing (!!!). ¿Algo que nos puedas contar?

No, por estrategia no te voy a decir el nombre. Me lo prohibió mi productor, jajaja!

La verdad es que todavía no tiene nombre. Pero te adelanto que será un disco doble del cual ya grabamos las bases) y que saldrá en vinilo. Eso le pedí al sello: que por mí no lo saquen en CD, ni tampoco me interesa menos que menos que lo cuelguen en las plataformas (igual lo harán porque es la manera de que hoy llegue a oídos del público y hay que adaptarse…). Pero todavía tengo la esperanza que por lo menos haya alguien que lo escuche íntegro, desde el comienzo del lado A, hasta el último tema del lado B.

Aunque está pensado como disco doble saldrá el primero este año y el otro el año que viene. Por lo menos esos son los planes…

Para esta pseudoentrevista estudié bastante (¡mentira!) y nunca leí o escuché que te hicieran la siguiente pregunta: ¿Cómo se hace para convencer a un grupo o colectivo, para ponerle ingeniosamente el nombre de una persona?, en este caso, el tuyo. Se me ocurre ponerle a un grupo La Mariopirense Rock&Poetry Banda, ¿pero cómo logro convencer a otra gente?

No sé, creo que ni siquiera lo consulté con los músicos de aquella época. Riki Musso y Álvaro Pintos ya estaban con el Cuarteto y no pensé que esta banda pensada solo para un ciclo de 4 funciones en el Teatro Circular, fuera a durar 37 años… Si lo hubiese sabido yo mismo le hubiese puesto otro nombre.

¿Cómo componés vos? ¿Qué te viene primero, la letra, la música, la melodía…?, ¿vienen o hay que ir a buscarlas de vez en cuando?, ¿cómo escribís tus letras? ¿Tenés rutinas creativas?

La mayoría de las veces me viene primero la música. Es que me pasé toda la vida tocando la guitarra e improvisando melodías. Nunca pude aprenderme de memoria una canción de otro. Nunca recordé una letra y menos una melodía de otro (y te diré que las mías tampoco), así que cuando en los cumpleaños me pedían, “Dale, ¡cantáte una!”, quedaba muy mal parado porque no me creían que no supiera ninguna.

Entonces entre esas melodías rockeras, bluseras o milongueras que siempre improvisé con solo tres acordes (¡más sería un derroche innecesario!), de pronto aparecía alguna que me gustaba, le ponía letra y ahí sí la recordaba. Ahora obviamente las grabo para no olvidarlas.

En cambio a veces surge el texto primero. En ese caso es cuando escribo algún intento de poesía, y luego le pongo música. Es fácil distinguirlas: las letras que tienen mucha rima es porque las hice después que la música (me divierte mucho el laburo de hacerlas encajar y rimar dentro de la melodía) y cuando son textos libres, es porque fueron creadas sin la intención de ser canción.

¿Con qué artista nacional nunca tocaste porque no se dio, pero te gustaría hacerlo?

Con el Sabalero. Lo iba a invitar justo cuando falleció. Igual me gustó invitar a Pepe Guerra y hacer la canción de Carbajal: “La sencillita”. Y me hubiese gustado cantar (¡con algunos ya me di el gustazo!) con gente de aquellas legendarias bandas del rock de principio de los ’70 (Días de Blues, Psiglo, Opus Alfa, Leo Antúnez, Génesis, etc.) y grupos argentinos de esa época.

¿E internacional?

Con cualquiera que haya estado en Woodstock en el ’69.

¿Con cuáles no lo tocarías nunca? No, no es necesario que respondas, es chiste, no queremos fomentar más enemistades.

Con los mercenarios. O con los que ideológicamente o artísticamente no coincida.

¿Cuál es tu postura personal y opinión general sobre las drogas, desde las más recreativas a las más destructivas y adictivas? ¿Tabaré potencia su creatividad con…?

No, a pesar de lo que se cree, jamás usé drogas para crear. Creo que las drogas son un mal lógico en este mundo psicópata, donde a la gente le quieren hacer creer que el trabajo dignifica. Incluso algunas drogas, como por ejemplo el alcohol duro o la ludopatía, son promocionadas libremente y a veces de modo muy insistente.

La gente necesita divertirse, vivir emociones fuertes, escaparse… y no creo que alcance con mirar por la pantallita a unos idiotas intentando hacer reír con estupideces, con chimentos. La gente necesita otra cosa y ahí aparecen las drogas. Lo único que puede salvar a la gente de las drogas es el arte y la educación. Ninguna de ambas son publicitadas.

Chiste entre nosotros dos que tal vez nadie entienda: ¿qué opinión te merece Wikipedia? No, no, tampoco respondas. No queremos que nos “censuren” más páginas.

¡¡¡Hay que censurar a todos los censuradores que están metidos ahí!!! Jajaja

¡Gracias, Taba, por esta entrevista!

¡Gracias a vos, Mario!  ¡¡¡Abrazo enorme!!!