Buceo Invisible – La mañana del incendio

Buceo Invisible presenta “La mañana del incendio”, su sexto álbum. Disponible en plataformas digitales y próximamente en vinilo.

Fiel a su poética única, la banda reafirma su identidad artística con este nuevo disco, que tendrá su presentación oficial el 20 de noviembre en la Sala del Museo del Carnaval.

Texto por Jorge Costigliolo

Hay:

Inteligencia artificial, autotune, filtros de Instagram, feats, colaboraciones pagas, ganadores de realities, nuevos talentos que se esfuman más rápido que lo que demoramos en aprender su nombre. Hay baratijas. Hay demasiado ruido.

Demasiadas palabras.

Hay eso.

Y hay otra cosa.
Hay también fuego luz sangre. La mañana del incendio.

Hay un universo bullendo en este nuevo trabajo de Buceo Invisible, donde el reloj se detiene, corre hacia atrás en tac tic, salta horas como segundos en pequeños relumbrones de futuro.

Un disco hecho de paisajes y mapas y extravíos, de transpiración y exaltación sonora, de inquietante calma y disimulados engaños. Acá los vivos y los muertos respiran en el aire de las canciones un aroma nuevo pero familiar.

“Luna nueva” es la invitación, el llamado a los distraídos. El manifiesto para los días por marcar en el almanaque, una sonrisa de tiza en la cara opaca de los anuncios, montada sobre un tren que arranca lento sobre rieles oxidados y se abre paso en vértigo de pianos y guitarras, para internarse en un western de pampa húmeda y penillanura suavemente ondulada.

El primer engaño es “La casa del ángel”. El truco está en la ropa. Está vestida de pop de elegancia despreocupada, cortada con la tijera que podrían haber usado los Cars, pongamos por caso, cuatro décadas atrás. Lo que hay debajo, la piel y los huesos, es una desolación que tampoco es inédita, que se transmite en varias de las canciones y que viene de atrás, de voces que parecen desoídas. En “La casa del ángel” sí, pero en Buceo Invisible todo, hay un barro que ayer moldearon Zitarrosa, Trochón, Dino, Darnauchans y otros y que todavía sigue fresco.

En “Milonga de San Luis” aparecen las postales. Frío amarillo y sal. Y la ruta. Aquí es ir y volver, sin miedo. La canción promete volver entero (como escribió otro poeta) pero atravesar la épica del final es, del otro lado del parlante, una lastimadura que duele un rato.

Y entonces “A uno mismo”. Un blues eléctrico, denso y sobrecogedor, con una pátina de Serge Gainsbourg intoxicado que dice que sí, que es cierto lo que preguntaban las enfermeras locas del poema de Juan Gelman.

“La nueva peste” es un nuevo engaño. Breve y punk como acostumbraba ser el punk cisplatino antes de que al primer inglés le pareciera una buena idea colgarse un alfiler en la solapa. Tribal y barra brava, suma imágenes que construyen una atmósfera aterradora, porque lo monstruoso no acecha en la oscuridad: sin pudor, se enorgullece de sus muy humanas maldiciones bajo un sol que no miente.

La ruta vuelve en “Camino de ida”. El viaje, otra vez, ahora con tímido groove, fino como un botón forrado, como un clásico de R.E.M, íntimo como una carta de novia, como una flor encerrada en un libro viejo. La ida, se canta, es hacia ningún lado, y es cierto. El burócrata y el turista no saben lo que sí sabe el cantor, el poeta, el enamorado, el suicida, y es que el don que se busca está en la tierra, en el aire, en cualquier parte y en ninguna.

Casi sobre el final, la rareza de “Moro viejo”, enseñanza gaucha donde Flores, moro, yegua, cuchillo y carne se confunden en torbellino intenso a dos pasos de los Bad Seeds, de Tindersticks.

Lo último es “Bradbury”, una crónica marciana entre la pesadilla y la duermevela. Prosa poética y ambiente sonoro que funciona tanto como una despedida en el álbum como un nuevo comienzo. Desde aquí, ese que finalmente habla podría decir nuevamente “Luna nueva”.

Entonces hay.

Hay autos abandonados, caballos viejos, arena blanca, tierra mojada, carretera, cicatrices. Hay canciones nuevas. Hay un poco de luz, una mueca de esperanza.

Hay La mañana del incendio.

01 – Luna Nueva
02 – La Casa Del Ángel
03 – Milonga De San Luis
04 – A Uno Mismo
05 – La Vieja Peste
06 – Camino de Ida
07 – Moro Viejo
08 – Bradbury

Créditos

Buceo Invisible: Marcos Barcellos, Santiago Barcellos, Fabián Cota, Antonio de la Peña, Andrés Fernández, Pablo Gómez, Diego Presa, Jorge Rodríguez Readen, Guillermo Wood.

Grabado, mezclado y masterizado por Marcos Da Silva, en el estudio Retrotrak de la calle Llupes, Montevideo, Uruguay.

Producido por Buceo Invisible

Fotografía: Marcelo Bertolini
Diseño gráfico: Mercedes Xavier
Ilustraciones: Sebastián Vítola
Master para vinilo: Alvaro Reyes

BUCEO INVISIBLE
«La mañana del incendio»





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