Las Pelotas en Sala del Museo 

Por Guillermo Amy.

La banda volvió a tocar en una sala que conoce de memoria. Su presencia en este recinto hace ya un tiempo se ha vuelto una sana costumbre y un evento anual esperado por todos sus seguidores. Una vez más, volvieron a Montevideo para un nuevo reencuentro con particularidades que harían que diste de sus últimas visitas.

Al tener una frecuencia de visitas tan visible, es natural que tanto público como banda conozcan de memoria el show. Pero en el caso de Las Pelotas, con un repertorio de 11 discos de estudio, tienen la posibilidad de dar rodaje a canciones que pueden haber estado un tiempo bajo llave. Como dijo su vocalista Germán Daffunchio en un momento de la noche, “siempre que venimos a Uruguay tratamos de tocar canciones que no tocamos la vez anterior” y el que avisa, no traiciona.

La apertura vino de la mano de Rodra que con su distintiva actitud energética dejó el escenario en llamas y preparado para lo que se venía. Pasadas las 21:15 la banda salió a escenario y dio inicio con “Desaparecido” con su oscuro riff de guitarra en el puente y su cruda lírica. Luego con “Escaleras” y “Que podés dar” dieron la bienvenida a un show que tendría muchos condimentos interesantes.

Para “Día feliz” (5to. tema del setlist), una figura de lentes oscuros y campera de cuero salió a escenario para interpretar este tema en voz y con su presencia ponerse al público en el bolsillo de inmediato. Se trata de Gabriel Dahbar, invitado que suele aparecer en algunos recitales del grupo, haciendo hizo su sorpresiva presentación en Montevideo. Desde el minuto uno, al observar su carisma y gesticulación a la hora de cantar, era imposible no recordar al mítico Alejandro “Bocha” Sokol. La aparición fue fugaz, pero no sería la única.

El show siguió su curso y en este tramo aparecieron varios clásicos y algunas no tan habituales, con una energía algunos cambios más abajo. “Personalmente” y “Victimas del cielo” se complementaban a la perfección con temas como “Buscando un cambio” del disco “Basta” (2007), una impactante versión de “Sombras”, y composiciones más nuevas como “Es clara”. El grupo nunca fue de tener diálogos extensos o grandes tribuneadas. La seriedad y profesionalismo es absoluto, dando siempre lo mejor en cuanto a sonido refiere. Los instrumentos vibran y se complementan, con sintetizadores que constantemente decoran el paisaje sonoro junto a una perfecta base rítmica como es habitual.

“Saltando” y “Si supieras” fueron el punto de quiebre para que el público entrara en un estado de sinergia absoluto para una segunda mitad que sería avasallante. Luego de estrenar oficialmente en Uruguay el nuevo tema “Los dos”, lanzado hace tan solo unas semanas, Dahber retornó al escenario para cantar a “Veoyover” y generar que el show entre en una nueva faceta mucho más rockera.

El vocalista también puso su voz a dos grandes composiciones como “La mirada del amo” y una imponente versión de “Muchos mitos”, que se cantó a todo volumen. Con mucho sentimiento, se podía percibir la esencia de Sokol de forma latente y una instrumental que representaba con mucha fidelidad, llegando a conmover a muchos integrantes del público que no pudieron contener las lágrimas. “Nos vamos con estos temas, si quieren más, pídanle a Gabriela”, decía simpáticamente Daffunchio previo a “Rompiendo la puerta” y “Sueños de mendigos”, ambas canciones del disco “¿Para qué?” (1998), para tomar un breve descanso.

Es sabido que Las Pelotas no suele escatimar en tiempo de show y las listas suelen ser largas. Seguramente sea por este factor que los bises se dividieron en dos bloques: el primero con “Como se curan las heridas”, y la infaltable “Será”, y el segundo con “Capitán América” (con sus típicos silbidos y abucheos a la melodía del himno de Estados Unidos). La elección de Gabriela Martínez para el final definitivo fue “Shine”, culminando a todo agite e intensidad. Al terminar el show las sensaciones eran difíciles de poner en adjetivos pero comentarios apuntaban hacia un mismo lugar: esta visita de Las Pelotas se sintió distinta y, subjetivamente hablando, superior. Sin duda esta noche quedará marcada como una de las más memorables de la banda en Uruguay, en que la música hizo un extenso recorrido por la emoción y los acordes resonaron más allá de las canciones.