Cucú Rapé: La penúltima

Por Claudio Kleiman.

El tercer álbum de Cucú Rapé señala un claro salto hacia adelante en su música, pero claramente, no es un salto al vacío. Pasaron más de cuatro años desde la edición de su disco anterior, “No nos dejan mentir”, y a su vez este salió cuatro años después de su debut, Cucú Rapé. Es decir, hay una evolución estudiada, y la banda se toma su tiempo para elaborar y dar a conocer nuevo material. Pero decididamente “La penúltima” demuestra que Valentín Abitante, cantante, guitarrista y compositor de todo el material, es decididamente uno de los creadores para tener en cuenta dentro de la nueva camada de músicos uruguayos.

“La penúltima” cambia el énfasis de las canciones, volcándose decididamente hacia el aspecto rítmico, apoyándose en el ingreso de una cuerda de candombe – Miguel Laureiro, Leroy Perez y Diego Asambuya -, que brindan una irresistible propulsión percusiva a las canciones en las que participan (seis de las diez que contiene el disco). Si en los dos primeros álbumes se notaba una influencia del Canto Popular en su faceta más experimental (Jorge Lazaroff, Luis Trochón), aquí se percibe el ingreso del candombe como principal fuente de inspiración, desde Hugo Fattoruso y Rada en sus vertientes más eléctricas (Opa, Totem), pasando por Jaime Roos y Alberto Wolf, hasta llegar a lo tradicional, como las llamadas callejeras.

Hay además otras incorporaciones, que enriquecen el andamiaje vocal e instrumental del grupo: Ani Ruiz en voz, Pablo Machado en teclados y Manuel Villagrán en percusión. La combinación de este refuerzo con la forma de escribir de Abitante, que cuenta historias que evaden la obviedad, prestándose a distintas interpretaciones, apoyándose en un juego muy logrado con la sonoridad de las palabras, produce resultados muy logrados. Especialmente en los candombes, como “Manzana popular”, “P´ra fue”, y especialmente “El barómetro” una canción arrasadora que se inscribe en la tradición de Tótem, combinando tambores y guitarra distorsionada.

“Perdiste la memoria” pivotea entre dos rítmicas diferentes, emprendiendo un vuelo casi psicodélico sobre una historia llena de misterio y algo aterradora. Hay también incursiones en lo tropical, como “También voló”, con un cadencioso arreglo de vientos, en la música brasilera, “Homenaje”, algo así como un samba canción con una linda llevada de cavaquinho (o algo que suena como tal), y cosas más inclasificables, como el tema que da nombre al álbum, cuya rítmica extraña y su letra mezclando lo cotidiano y sobrenatural remite al siempre presente Mateo (“feriado no es domingo / transar, ni loco / no aflojo / si viene aquel tilingo / me fui, del tiempo / que hay poco”). El cierre del disco es “Se despejó”, una canción con bellas armonías vocales que transmite un aire de serena felicidad, simplemente porque las nubes se fueron y el cielo se despejó. Aunque por supuesto esta sencilla imagen, como casi todo en las letras de Cucú Rapé, admite varios niveles de lectura.