El que se fue a Sevilla o La Haya, perdió su silla de playa. Después de una amenaza de bomba en su propia casa, Gonzalo Deniz camina hasta el bar de la esquina para tomar una copa y hacer algo de tiempo. Cuando vuelve, encuentra todo dado vuelta. La comida en el ropero. Los polos invertidos de su globo terráqueo. El televisor emitiendo código morse. Las facturas de luz rubricadas con versos de poesía concreta. Las cuerdas de su guitarra afinadas en una clave extraterrestre. ¿Qué clase de música se puede escribir en estas condiciones? Bueno, la que estás por escuchar.
Producidos junto a Fabrizio Rossi, los temas de Ahora después prueban que era mentira: civilización y barbarie son la misma cosa. Acá hay milongas y milongones; cumbias y meras canciones. A veces no dicen casi nada. A veces repiten el mismo verso hasta que empiezan a decir una cosa distinta. A veces te piden que aprendas la Lengua Nueva. Casi siempre están tocadas con una sofisticación medio cavernícola. Como si el relevo del Homo Sapiens encontrara estas doce partituras atadas con hilo choricero en las ruinas de la Cinemateca y las interpretara en una sesión de hipnosis. Ahí, en el medio de ese trance, descubrimos que esto ya pasó. Alguna vez, en la música popular, no sólo hubo lugar para meter una bomba. Era casi obligatorio. Mateo y el Choncho Lazaroff lo hicieron. Y Sylvia Meyer y El Príncipe y Mariana Ingold. Este disco no reclama un lugar en esa saga. Ya lo tiene.
La pregunta es, ¿explotó o no explotó? Gonzalo Deniz revisa los últimos huecos de su casa con un espejo en la mano hasta que encuentra al culpable ataviado con una máscara y sentado en la silla de playa. Vean. Parece el final de un episodio de Scooby Doo. Con paso decidido, Gonzalo se acerca y le quita la máscara en un ampuloso gesto teatral. Pero si es… ¡¡¡Franny Glass!!! El muchacho abre pesadamente los ojos y pestañea bajo la luz peregrina del sol montevideano. “El ruido no viaja solo”, dice. “El silencio lleva tiempo”. Ajá. ¿Y qué más? “La ruta es larga”, agrega. Luego hace una pausa que puede durar un segundo o una hora o un siglo. Escuchen. Parece que quiere hacer su última confesión.
-Y yo no tengo nombre.
Texto: Martín E. Graziano
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Créditos
Composición: Gonzalo Deniz
Producción: Fabrizio Rossi y Gonzalo Deniz
Grabación y mezcla: Fabrizio Rossi en estudio Yacaré
Masterización: Nicolás Demczylo en estudio De los aliados
Fotografía de tapa: Nacho Correa
Diseño gráfico: Of. Paraná
FRANNY GLASS