Camila Sapin – Doblemente premiada

Por Valentina Viettro.

Camila Sapin obtuvo sus dos primeros Premios Graffiti, sin duda una grata sorpresa con la que se reconoce su último trabajo, Magnetismos. Luego de varios años de carrera esta alegría le llega tras la presentación de su primer proyecto solista. Un trabajo en el que Sapin crea e interpreta de la manera más personal hasta el momento en su carrera. El disco que debe su personalidad, letras, composiciones y varios arreglos a la artista propone una estética de vanguardia pocas veces vista en Uruguay.

Magnetismos es el álbum debut de Camila Sapin, fue presentado en 2020 en la Trastienda. Se trata de un disco producido por Pedro Alemany donde podemos encontrar la colaboración de Ana Prada, Alfonsina y Eli Almic. En dicho trabajo, Camila Sapin propone sobre una base de pop el mestizaje con sonidos que vienen del rock, trap, soul y candombe y funk.

En conversación con Corchea pudimos recorrer la carrera de Camila Sapin, sus inicios y varios puntos neurálgicos de su creación y la realidad que la rodea a esta mujer que ha conocido la televisión desde muy pequeña, la creación en familia, la familia ampliada con los amigues en la música. Así como ha tenido la oportunidad de compartir con varies peces gordos de larga trayectoria como Mariana Ingold, Rubén Rada, Osvaldo y Francisco Fattoruso, La Vela Puerca, No Te Va Gustar, Mandrake Wolf & Los Terapeutas, entre otres.

¿Cuándo empezaste a hacer música?

Tenía siete años cuando empecé, mi mamá era la secretaria del TUMP, así que íbamos mucho y con mi hermana cantábamos desde chicas, cuando precisaban niñas nos llamaban. Uno de los primeros shows fue en un coro con Mariana Ingold y Osvaldo Fattoruso. Ahí empezamos con Mica.

¿Quiénes eran tus ídolxs en la infancia?

Escuchaba mucho a Fito Páez, lo escuchábamos con mi madre, bailábamos y cantábamos. Fue el boom del Amor después del amor. También escuchábamos The Police, Elton John, Prince, escuchaba todo lo de mi madre, aún no tenía mi propia identidad. De adolescente me empecé a emancipar de la música popular uruguaya y empecé a sumar mucho más pop internacional.

¿Alguna vez miraste a una artista y dijiste, quiero ser como ella?

No, no me daba cuenta que iba a ser cantante, yo cantaba. Era algo más natural. Admiraba a distintas personas pero no me imaginaba que podía ser ese mi futuro. Era muy tímida y no tenía mucha confianza en mí. Yo no contaba a mis compañeritos que había cantando con Rada o que trabajaba en los Tatitos. Yo no decía nada, me daba vergüenza. Cuando venían a casa y veían las fotos se sorprendían y tenía que explicar.

¿Siempre supiste que se podía?

No… Me costó mucho creermela. No pensaba que estaba haciendo una carrera. A los dieciocho tuve que pensar qué hacer con mi vida y ahí me dije que podía ser por acá.

Estuviste al lado de muchos y muches grandes, Fito, Fabiana, Rada, Chico César, qué te enseñó esa experiencia.

La modestia en el trabajo y en la colaboración. Gente que a pesar de su éxito comparte y no impone diferencia. Con una larga trayectoria te hacen sentir que sos una igual.

Ya pasaste por varios formatos de banda, ¿en cuál te sentís más cómoda?

El último formato para mi es el mejor, coros, Mica y banda completa es lo que más me gusta. Es dónde me siento más segura, más cómoda. Somos un montón, se arma bien el show. En lo musical y en la escénica. Eso te da fuerza, me da seguridad para hacer mis temas.

También pasaste por distintos estilos de música. Con una base pop con colores de rock, trap, soul y candombe y funk ¿Te parece que encontraste el que te corresponde o la vida es una eterna exploración?

No me encasillaría en un estilo, tengo muchas facetas y me cuesta encerrarme en algo. No tengo ganas de encerrarme en un solo estilo. En el futuro me gustaría hacer un disco más rockero. El pop es muy delicado en Uruguay, les gusta ver lo que llega del extranjero, pero el pop local no tiene mucha aceptación. Hay que transar entre mis gustos y los del público. También es una forma de conseguir trabajar más, moverse más, ampliar escenarios y llegar a más gente.

El costado audiovisual del proyecto es super desarrollado, ¿qué nos podés contar de eso?

La música sin video es como que queda colgada, hoy en día es como una pata más de la música. Yo intento que los temas tengan su correspondencia en videoclip. De momento hay tres trabajos importantes y ya estamos pensando más. Particularmente, hace muy poco estrenamos Cicatrices, un trabajo hecho con Eli Almic y una niña protagonista, super profesional. Me encantó trabajar con chicos. Nacho, el director es un genio.

¿Cuáles son los temas que te interesan?

Me interesa ser fiel a lo que estás sintiendo. Las historias son bastante de una mujer grande, adulta, madura. Las mujeres se pueden identificar con varios de mis mensajes. No creo que mi música sea tan digerible, tan ligera o bailable. Busco ser auténtica y hablar de los conflictos sociales o mentales de las mujeres de mi edad.

¿Hay un peso adicional al de ser mujer, artista y madre?

Siempre es un peso más o una complejidad más que gestionar. Tenés que estar haciendo malabares y siempre va a ser más complicado. Nadie le pregunta a los hombres adónde está su hijo. Cuando tuve a mi hija, me preguntaban por mi hija y con quién la dejaste. Pero estaba con el padre al lado y nadie le preguntaba a él. Te pesa el hecho de dejar a tus hijos para irte a laburar y luego explicar a tus colegas cómo hiciste o por qué estás acá. ¡Porque es mi laburo!

Los que viven de la música en Uruguay, salvo algunas pocas excepciones, son hombres. Los que ganan los concursos, son hombres. Pasa en la tele, los hombres solo votan hombres y las mujeres también los votan a ellos. Aún nos falta espacio, reflexión, difusión…Nos falta valorar la producción local.

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